Los estados pueden expandir el dinero (el gasto público) de una manera ortodoxa o de una manera heterodoxa. La expansión ortodoxa del gasto puede realizarse a través de un aumento de la recaudación (es decir, de la transferencia directa de dinero al estado) o a través de la emisión de deuda (es decir, a través de préstamos que recibe el estado a un cierto interés). No se trata de una creación artificial de dinero sino de una transferencia de masa monetaria al gobierno basada en el ahorro. La expansión heterodoxa del gasto, en cambio, es la que se realiza a través de la creación de dinero o a través de la compra de deuda por el banco central (que emite el dinero para comprarla a los estados). Esta expansión de dinero no se basa en el ahorro.
A través de diversas gráficas observaremos algunas de las consecuencias de esta expansión monetaria:
(En este gráfico observamos dos formas distintas de afrontar la crisis. Hasta septiembre de 2008 la expansión monetaria del BCE se mantiene estable mientras que la de la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Inglaterra (BoE) presentan señales de crecimiento. Es a partir de este momento cuando en EEUU y Gran Bretaña se produce una fortísima monetarización, que alcanza tasas del 370% en el BoE y del 250% en la Reserva Federal. En la zona euro esta expansión monetaria también se da con fuerza, aunque de una forma relativamente menor. EL BCE tiene prohibido monetarizar deuda pero lo consigue a través de procedimientos indirectos.)
(A principios de los 90 observamos un interés interbancario muy alto en España, casi el doble que el de EEUU. Es a partir de mediados de los 90 cuando, a través de las políticas de convergencia, el interés interbancario comienza a bajar de una forma radical llegando, incluso, a niveles negativos, es decir, situaciones en que la inflación estaba por encima del tipo de interés establecido. Se trata de dinero barato con el que se realizaron malas y excesivas inversiones, fundamente en el sector de la construcción. A partir del año 2000 se observa una dinámica similar en los EEUU.)
(Cuando los tipos de interés se situaron en unos porcentajes bajísimos, fundamentalmente a partir del 99, los créditos a la construcción se dispararon como consecuencia de la especulación a largo plazo. Se llegó así a una situación insostenible.)
(A pesar del elevadísimo crecimiento de los créditos concedidos a la vivienda, los precios siguieron creciendo a un ritmo elevado, si bien empezaron a notarse síntomas de parálisis a partir del 2003.)